viernes, 2 de enero de 2015

En qué creo (I)



Creo en la vida eterna
Que no es otra cosa que aquella afirmación tan manida de la física "la energía no se crea ni se destruye: sólo se transforma". Porque la materia de la que estoy formado ha existido desde siempre y existirá siempre. Una materia que es consciente de sí misma. Y que, de alguna manera, cuando muera mi cuerpo, seguirá consciente. De una forma que ahora no puedo comprender. Pero estoy seguro de ello.
Creo en la resurrección de los muertos
Como consecuencia de lo anterior, creo que mi consciencia seguirá viva, y materializada de alguna forma en algún momento del tiempo. Con eso quiero decir que la materia seguirá evolucionando tal como lo ha hecho hasta ahora, y que llegará a formas que ahora no somos capaces ni de imaginar. Y así resucitaremos en un cuerpo transformado. Una transformación parecida a la que han experimentado todos los átomos que estuvieron presentes en el Big Bang, por ejemplo.
Creo en el perdón de los pecados
Creo que siempre es posible corregir el rumbo. Que un error no es para siempre. Que siempre es posible cambiar, crecer, evolucionar. Y para mi, el perdón de los pecados es esto. La vida es un fluir continuo. La vida es eterna, sí, pero no inmutable. Se puede empezar de nuevo, se puede enfilar un nuevo rumbo a cada momento. Somos dueños de nuestro destino, nada nos ata al pasado, ningún error, ningún pecado.
Creo en la comunión de los santos
Y creo que en esta magnífica aventura de la vida no estamos solos ni solas. Porque es un viaje compartido con los miles de millones de hombres y mujeres que han participado, participan o participarán en él. Porque todo lo que ha pasado o sufrido cada uno de esos miles de millones, lo hemos pasado o sufrido todos los demás. Y también todo lo que hemos gozado y reído. La comunión de los santos se resume en la máxima de Terencio: "Nada humano me es ajeno". Todos y todas estamos en el mismo barco.
Creo en la santa iglesia católica
Quizás si vamos a las fuentes etimológicas pueda chocar menos una afirmación así, con la que está cayendo. Vamos allá. "Iglesia", proviene del griego, y significa "reunión" o "asamblea". "Católica", también del griego, significa "universal". "Santa", proviene del latín, y significa "apartada", "reservada a los dioses". Así pues, creo en una asamblea humana universal de todas aquellas personas que quieran reservarse para lo mejor, que quieran ser santas. Las distintas autodenominadas "iglesias" no son otra cosa que intentos de reproducir esta asamblea universal. Creo que erran cuando se proveen de puertas y de barreras. Porque católico, aunque parezca mentira, es justamente abierto, universal.
Creo en el Espíritu Santo
Claro que sí! Si la vida es eterna, si vamos a resucitar, si tenemos derecho a corregir el rumbo, si todxs vamos en el mismo barco, si formamos un equipo abierto y universal, es que hay un viento, un aliento que mueve todo esto. Una corriente divina, que, de una forma sutil, lo organiza todo. O mejor dicho, una matriz divina en la que estamos todxs y todo. Un aliento que nos anima a la unidad, a la empatía, a la misericordia, a la conciencia del Todo.


continuará...

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