lunes, 5 de junio de 2017

UN NUEVO ENEMIGO: LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO

Desde hace unos años las palabras "ideología de género" resuenan en los pasillos y los documentos vaticanos. Al parecer, los jerarcas y los burócratas de la iglesia católica y de algunas iglesias fundamentalistas protestantes consideran esta pretendida "ideología" como el origen de todos los males, presentes y futuros, tal como lo fueron en su momento el modernismo ("san" Pío X), el comunismo ("san" Juan Pablo II) o el relativismo (Benedicto XVI). 

Hay que decir primeramente que si se busca información sobre la "ideología de género",  sólo se encontrará en documentos vaticanos o de iglesias fundamentalistas. Lo que se encontrará en fuentes académicas de la sociología es el término "teoría de género". Y ¿qué es?  Pues un conjunto de sociólogas anglosajonas encabezadas por Judith Butler (¡el capítulo de "Merlín" dedicado a ella puede ser una buena introducción!) se dan cuenta, a mediados de los años 90 del siglo XX, que muchas de las características del sistema heteropatriarcal no son más que construcciones sociales.

Quiero decir que frente al discurso de que las cosas (en cuanto a hombres y mujeres y al rol que jugamos en la sociedad) son así porque lo marca la biología o la genética, o incluso el "sentido común", las investigadoras de la "teoría de género" demuestran su falsedad. Demuestran que en realidad nos vamos construyendo, nos van construyendo, como hombres o como mujeres por medio de multitud de dispositivos. Algunos muy evidentes: ¿por qué ante una criatura de quien desconocemos el género actuamos de forma tan diferente si nos dicen que es un niño o si nos dicen que es una niña? ¿Por qué en los materiales escolares hay unos roles de género tan estereotipados? Algunos dispositivos de construcción del género son mucho más sutiles y retorcidos, como por ejemplo las manipulaciones en los trabajos científicos que demuestran la diversidad sexual y de género del reino animal. 

Y es que nuestros hombres vaticanos les descoloca tanta variedad y diversidad. Porque sus gafas de leer los textos sagrados y la realidad que les rodea también están construidas socialmente, en su caso por el heteropatriarcado. Son incapaces de ver y de apreciar las maravillas de la obra diversa y variada de Dios. Y entonces es cuando dicen que según qué cosas "no forman parte del designio divino" (lo han dicho de las parejas homosexuales, por ejemplo). Y entonces es cuando se inventan un nuevo enemigo a abatir: "la ideología de género". 

Creo que entre todos y todas les podríamos ayudar a buscar otras gafas. ¿No creéis?