lunes, 15 de diciembre de 2014

Jesús queer, Jesús friki, Jesús gamberro


En la Associació Cristiana de Gais i Lesbianes a la que pertenezco estamos dedicando las sesiones mensuales de formación al Jesús histórico, buscando en él todos los ecos posibles de nuestra realidad como hombres y mujeres homosexuales, buscando en él sus rasgos más queer, más gamberros.

Ayer hablábamos del entorno más imediato de Jesús, de Nazaret, su pueblo, y de cómo eran las casas, las familias, el trabajo y la experiencia religiosa en Galilea a principios de nuestra era. Nada que ver con las visiones que algunas iglesias cristianas o algunas tradiciones navideñas pretenden dar. Ni Nazaret era un pueblo con casas de piedra, ni la denominada "Sagrada Familia" tenía que ver nada con las pinturas que conocemos. Y Jesús mismo nada tenía que ver con el hombre rubio de ojos azules y melena al viento al que estamos aacostumbrados, sino más bien se parecía al hombre de la ilustración del principio.

Pero esto no es todo. Porque contrastamos las actitudes de Jesús que se traslucen en los escritos evangélicos con las actitudes de la gente de Galilea de aquel tiempo. Y ahí, al ver la "magnitud de la tragedia", fue cuando algunos nos atrevimos a decir que Jesús fue un gamberro, un friki, un provocador, una persona queer. Veamos algunos ejemplos.

Empecemos por sus actitudes religiosas. Para sus congéneres Dios estaba en el Templo que Jerusalén, y hacia allí miraban cuando oraban. Jesús ora elevando los ojos al cielo y osa llamar "papá" (abbá) a Dios. Y no sólo eso. Afirma con autoridad que el descanso del sábado no puede ser una excusa para dar la espalda a la necesidad del hombre o la mujer que encontramos, sino que el sábado está hecho para la persona y no al revés.

Y en cuanto a la familia, ¿qué decir? En contraste con las prácticas "normales" de la época, Jesús abandona a su familia y elige una vida itinerante. Esto llega a avergonzar a los suyos (padre, madre y hermanos y hermanas...sí, hermanos y hermanas!). Y no sólo eso, sino que además, contra lo establecido para todo "judío de bien", Jesús no tiene esposa ni hijos. No porque quiera vivir como un monje de Qmran, o como un ermitaño com Juan Bautista, sinó para consagrar su vida al anuncio gozoso del Reino, para consagrar su vida a la Vida. Y tanto lo hizo que los tiquis miquis de su tiempo lo criticaban por borracho y fiestero. Por cierto, qué contraste con el Jesús medio cura que nos pintan algunos escritos religiosos.

Otro elemento de contraste de la actitud de Jesús fue con las mujeres y los niños. En el caso de las mujeres eran consideradas como seres dedicados a la procreación, encerradas en los patios comunes de sus casas, sin contacto con los hombres de otros grupos familiares. Jesús no sólo habla con ellas, sino que algunas de ellas le siguen en su camino. Encontramos muchísimos ejemplos en los escritos evangélicos: la mujer viuda, la mujer samaritana, la mujer adúltera, la mujer de vida libertina... Jesús las mira, las acoge y las levanta de la situación de sumisión que sufrían en aquella sociedad.

Y finalmente, los niños. Considerados como lo último de lo último, al servicio de todos, con todas las obligaciones y ningún derecho. Y Jesús nuevamente rompe con el standard de su tiempo y les acoge y dice que para llegar al Reino hay que ser como un niño.

Jesús pues rompe con todo. El amor que siente por la humanidad, reflejo de la divinidad, es tan radical, que se salta todas las convenciones de la época. Es por eso que podemos calificarle de gamberro, de friki, de queer. Y es por ello que las personas LGTB lo podemos considerar un aliado. Porque nosotrxs también rompemos con todo y nos saltamos convenciones. Pero no estamos solxs...

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